jueves, 10 de septiembre de 2009

Senti.. qué?

- ¿Qué eres? ¿Lesbiana, hetero, ambas cosas?
- No me van las etiquetas
- Parece que a todos los demás en el mundo, si ¿No me lo vas a decir?
- ¿Realmente importa?


No me gustan las etiquetas pero llega un momento en el que tienes que asumir lo que sientes. Desde pequeños nos educan con la idea de que los hombres deben amar a las mujeres y lo mismo debe ocurrir al contrario. Así que es normal que conforme vamos creciendo sigamos las ideas del amor convencional. Siempre he tenido claro que me gustaban los hombres pero a veces me pregunto qué hubiera pasado si desde un principio hubiera comprendido que el amor está más allá de amar a un hombre o a una mujer. Quizás mi amor platónico de la infancia no hubiera sido Nick Carter de los Backstreet boys y se hubiera convertido en Victoria de las Spice girls.. o probablemente nada hubiera cambiado. Desde el momento en el que me di cuenta que me gustaban las mujeres me empecé a considerar bisexual. Un término que siempre había criticado desde la ignorancia ya que podía comprender que un hombre se sintiera atraído por una mujer o por otro hombre pero jamás que pudiera sentir atracción por a ambos. El diccionario define la palabra bisexual como aquella persona que alterna relaciones heterosexuales con relaciones homosexuales y aunque su definición puede resultar ambigua me parece fácil definirse de esta manera. Aunque yo como leí en un blog que sigo desde hace poco “Cada vez camino más por la otra acera que por mitad de la calle”.

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